¿Eres un verdadero peregrino? Diferencia entre peregrino y turista

Existe cierta polémica sobre lo que es y lo que no es un auténtico peregrino, acerca de quién es digno o no de recibir tal mención. Rebuscando en la etimología, y añadiendo cierta dosis de experiencia e intuición, vamos a tratar de dar una respuesta más a esta pregunta. (Sí, una más, ni la más acertada ni la mejor ni la que termina con la polémica, simplemente una más, por si a alguien es útil.)

El peregrino

El vocablo peregrino tiene un origen etimológico poco claro, pero en el latín tenemos el sustantivo peregrinus, con el significado de ´el que viene del extranjero´ o ´el que va al extranjero´.

También se asocia con per agrare, significando algo así como ‘el que va por los campos’. Aquí encontramos ya parte de esa poesía que evoca la palabra peregrino, donde también me parece, intuitivamente, entrever la palabra pie.

Actualmente, se conoce como peregrino a aquella persona que, por motivos religiosos o espirituales, decide emprender un camino hacia determinado lugar sagrado, y que lo hace, generalmente, andando. Entre las metas más famosas de peregrinación en el mundo conocemos La Meca, Roma, El Muro de las Lamentaciones, y por supuesto El Camino de Santiago.

Como decimos, el peregrino inicia su andadura por motivos espirituales o religiosos, de modo que ese sendero que recorren sus pies lleva aparejado un camino interior. La motivación no es solamente descubrir nuevos paisajes en el mundo físico, sino avanzar hacia nuevos horizontes también en el interior. Debido a esto, el peregrino generalmente emprende solo su camino.

Como dicen algunos ‘el peregrino no es un turista’.

El turista

El término turista, por su parte, procede del inglés tour, denominación que utilizaban los antiguos británicos de clase alta para sus viajes por Europa. Ellos a su vez tomaron el vocablo del francés. Tour significa vuelta, giro, y se aplica a los viajes con el sentido de ida y regreso al mismo punto.

En la antigua Francia, este término adquirió cierta connotación negativa al referirse a los viajes que los aristócratas realizaban por simple ocio y para poder decir «estuve allí». Esta connotación se fue perdiendo con el tiempo a medida que se normalizaron este tipo de viajes, pero todavía se conserva en el ámbito de las peregrinaciones.

Turista, en este caso, se le llama al que realiza el camino por la experiencia de ocio, de evasión, como una más de sus vacaciones, para regresar a su vida más o menos en el mismo punto en el que la dejó. Debido a esto, es más probable que no necesite la soledad, como el peregrino, puede que incluso la rehúya, y se lance al camino acompañado por sus amigos o familiares, o que se encargue de integrarse pronto en un grupo con las mismas intenciones.

¿La transformación se busca o te encuentra?

Esta distinición entre peregrino y turista nos podría llevar a pensar que existen dos tipos de personas transitando por los caminos del mundo, y hay personas que defienden esta teoría a capa y espada. Si bien es innegable que el enfoque inicial de los caminantes es diverso, si afinamos nuestra observación veremos que no es tan sencillo ni tan categórico.

estatua de peregrino

El Camino va más allá de nosotros y nuestras pequeñas ideas. Muchas personas que inician su caminata por simple ocio o huyendo de una realidad que les aflige, terminan encontrando un sentido inesperado en su peregrinación. Son llamados, sin saberlo, a convertirse en peregrinos. Lo descubren ya caminando.

Podríamos pensar que el peregrino empieza ya el Camino con unas inquietudes interiores, pero más allá de nuestros pequeños egos, la vida teje los hilos para llevarnos a donde quiere. Y no importa lo comprometidos que nos parezca que iniciamos, es verdaderamente el camino el que nos transforma en peregrinos.

También otras personas, que inician como convencidos peregrinos, no llegan a profundizar tanto como esperaban, o no son capaces de sostener, en su regreso a casa, la transformación experimentada durante el peregrinaje. Regresan al punto de inicio, y sin darse cuenta van dejando que el camino se convierta también en un tour más.

Así, la pregunta de qué es un peregrino deja de ser tan fácil de responder. Es una misteriosa interacción entre la vida y nuestro diálogo con ella la que va a determinar en qué punto estamos. Y todos alternamos entre un papel y otro, por mucho que nos cueste vernos a veces enfundados en ciertos ropajes.

¿Qué es un peregrino? Tú me lo preguntas… Peregrino eres tú. 🙂

(Y turista también.)

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